¿Qué pasa con nuestro cuerpo mientras dormimos?

Dormir es uno de los mayores placeres de la vida. Pero también es una de las necesidades más sacrificadas. A través del sueño nuestro cuerpo descansa, pero el cerebro sigue realizando funciones indispensables para el organismo, de las cuales destacamos:

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Ciclo circadiano y el sueño

Nuestro cuerpo nos pide dormir y esto es regulado por los ritmos circadianos. Estos cambios físicos, mentales y conductuales tienen un ciclo de 24 horas y se basan en la luz y oscuridad, por ello la mayoría de los seres vivos están despiertos durante el día y duermen por la noche.

Cuando se hace de noche, las personas nos sentimos cansadas, aletargadas, relajadas y predispuestas al descanso. Además, a nivel cognitivo las funciones van disminuyendo, por lo que se hace más difícil leer, estudiar o realizar actividades intelectuales.

Activación de los mecanismos de autorreparación

Mientras dormimos, el cerebro sigue trabajando al activar el hipocampo, el neocórtex y la corteza entorrinal, es decir, las regiones que adquieren información, que recuerdan lo que vimos durante el día y refuerzan la memoria.

Por su parte, las hormonas que estimulan el tono de alerta, la presión arterial y el metabolismo van aumentando para incrementar la concentración y la energía física para preparar el cuerpo al despertar.

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Etapas del ciclo del sueño

Cuando dormimos pasamos por dos ciclos de sueño, uno con movimiento ocular rápido (MOR) y otro sin él. Este ciclo inicia entre 80 a 100 minutos y es común tener de 4 a 6 ciclos por noche, e incluso despertar brevemente entre uno y otro.

En el sueño sin MOR se da la transición entre la vigilia y el sueño, y el sueño profundo o de ondas lentas que es en el que pasamos más tiempo durante las primeras horas de la noche. En el sueño con MOR, los ojos se mueven y parpadean, mientras que la actividad cerebral está tan activa como en las horas de vigilia.

Los sueños se dan en la etapa MOR, y es frecuente que las extremidades se muevan porque los músculos están flácidos. Un dato curioso es que durante esta fase el cuerpo no regula la temperatura correctamente y se presentan menos sueños.

La importancia del colchón para un descanso reparador

Un colchón resistente, cómodo y de buena calidad ayuda a mejorar la postura, aliviar el dolor de cuello y espalda, a controlar la temperatura y favorecer el descanso. Así que, si tienes un colchón viejo, deteriorado, con resortes salidos o con partes sumidas, es momento de que le digas adiós y adquieras uno nuevo.

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